martes, 28 de junio de 2011

Algo es algo

Me rendí.
Pensé que podría ser capaz de escribir y publicar algo todos los días. Sin embargo, por unas razones o por otras, no volví a teclear en mi ordenador. Me rendí, y abandoné, y eos que tenía tantas cosas que decir. O por lo menos eso creía. E intento seguir creyendo.
Tengo 18 años, o sea que he vivido ya una pequeña y muy importante parte de mi vida. Soy una persona complicada, y eso me gusta. Siempre me ha gustado. A pesar de las cosas que hayan podido suceder a lo largo de estos años. Me considero una mujer fuerte- aunque a veces pueda no parecerlo- y suelo cumplir todo lo que me propongo, o por lo menos lo intento. Pero, no sé que me ha debido ocurrir para haber abandonado el lugar (virtual) en el que iba a sincerarme y a escribir de lo que me apeteciera- para sentirme libre o a gusto por lo menos-.
Yo he seguido escribiendo. Menos de lo que me hubiera gustado, pero he continuado utilizando un pequeño cuaderno para escribir de lo que más me apetecía o atormentaba en esos instantes. No obstante, puede que fueran escritos demasiado personales como para publicarlos o incluso puede que por el miedo que tengo al fracaso, me haya acobardado y haya dejado de enseñarlos para no sufrir vergüenza cuando tres personas lo lean (aunque me conozcan muy bien). Por eso mismo, he debido rendirme. Y no sé cómo recuperarme. Exacto, me he acobardado, y ahora, ¿qué hago? Podría abandonar ya del todo, y dejar que el blog muera por sí solo o mejor aún, acabar yo misma con él clicando en la opción de "Suprimir blog". Sin embargo, soy una persona muy complicada, y por eso, prefiero complicarme más aún.
Ahora, a las 23:53 de una noche de verano, me encuentro sentada en frente de mi ordenador. Tecleando y tecleando sin pensar ni un solo momento (tal como me gusta hacer a mí) para aportar un nuevo comienzo al blog que creé para Pilindrajos.
Una Pilindrajos que no se rinde y que desea superarse cada día más y más. Una Pilindrajos que prefiere enfrentarse a sus miedos, aunque le cueste un tiempo darse cuenta de ellos.
De verdad que espero que si alguien está leyendo todo esto, y no sabe quién es esa tal Pilindrajos, tenga la oportunidad de conocerla tal como la conozco yo, porque creo que merece mucho la pena.
Por eso, voy a intentar aprender de ella y voy a dejar de rendirme para seguir escribiendo, y permitir que, con mis tecleos y tecleos, podáis conocerla bien. (O por lo menos, a través de mi pequeño cuaderno)
A las 00:00 de una noche de verano, dejo de rendirme (un poco).
Algo es algo.

2 comentarios:

  1. Quizás esto te ayude o quizás no pero de todas formas:
    ¿Qué le pasa a un poeta cuando se le acaba la inspiración? ¿Cuándo no encuentra más rimas? ¿Cuándo cualquier cosa de la que hablar o escribir llega muerta a sus sentidos y no puede obrar el milagro de resucitarla? Si eres quien eres por lo que haces y ya no lo haces, ¿qué te mantiene atado a la cordura? ¿Qué te impide caer en el abismo? Me resulta demasiado romántico para estos tiempos la idea del Fénix, resurgir de tus propias cenizas. Quizás lo que te toque sea cambiar. Tomar un nuevo rumbo. Embarcarte hacia una senda nunca explorada nunca por tí. Llegar a zonas de la existencia que no querrías haber conocido. Jugarte lo que eres a cara o cruz, sin miedo ni pasión, sin emoción alguna. No volver a ser lo que has sido. No eres el primero que llegas aquí. Todos los poetas se han vuelto a levantar. Quizás no han seguido siendo quiénes eran, pero han echado la vista al frente y se han puesto a andar hacia el horizonte. Donde los pies les lleven. No vuelvas a ser quien eras, se alguien mejor.
    O tírate al abismo y mira hasta donde quieres caer. Tú decides.

    ResponderEliminar
  2. Esa es la Pilindrajos que a mí me gusta. Deja de esconderte, eres estupenda.

    ResponderEliminar